Vuelta al tajo

Es verano, agosto, aún quedan actividades festivas; sin embargo, hay otras cosas que reclaman atención. En esta ocasión se trata de nuestro vecindario comarcal.

En Turís, mañana día 22, la Plataforma Alborache-Turís convoca una concentración en defensa de su territorio frente a la amenaza de instalación de macroplantas fotovoltaicas: un negocio de moda que amenaza su futuro. Al día siguiente, el viernes 23, la concentración se hará en Buñol y la convoca la plataforma Salvemos Farrajón.

¿La razón de la convocatoria? Es imprescindible un modelo alternativo al de implantación masiva de energías renovables que nos están imponiendo. Deberían ser las necesidades de las comunidades y no los beneficios de las empresas las que decidan el modelo.

Hay que recordarlo: ‘Renovables sí, pero no así’

Aquí están los carteles de las convocatorias

Aquí el enlace a toda la información de las entidades convocantes

Y aquí algunos motivos para nuestro apoyo.

Resulta curioso que se acepten sin rechistar los requerimientos de cualquier empresa, más cuanto más grande y cuanto más multinacional sea. Porque ‘es bueno para la Economía’, se dice … y todo el mundo a callar aunque ese tipo de economía mate.

Más curioso aún es que, cuando existen dudas razonables sobre si estos negocios son o no realmente beneficiosos, aparezcan toda clase de sospechas sobre las intenciones de quienes advierten sobre las posibles consecuencias.

Enseguida se sacan argumentos como la creación de ‘puestos de trabajo’ que rápidamente se demuestran falsos y se sacrifican a cambio ‘modos de vida’, como si los modos de vida sacrificados no se correspondieran con puestos de trabajo

Que nuestro modelo social favorezca la ciudad en vez de al campo y la macroindustria en vez de a los sectores que sostienen la vida, está llevando a considerar el territorio, nuestra tierra, como algo que debe estar sometido a los objetivos que marca el modelo económico que se nos impone. En consecuencia, nuestros ayuntamientos no entran a valorar si esos objetivos benefician o no a nuestros pueblos y a la gente que vive en ellos; no se plantean dudas: lo que trae dinero inmediato es lo que haremos y si nos tenemos que olvidar que es la tierra la que nos da de comer, pues nos olvidamos.

¡Ah bueno, es que está la palabra mágica: ‘desarrollo’! ¿qué partido no quiere el desarrollo de su municipio?

No obstante, a poco que nos paremos a pensar, no parece tener un significado muy claro eso del ‘desarrollo’, ¿estamos hablando de ‘adelanto’?

Antes se decía que ‘esto o aquello es un adelanto’, era como dar pasos que aportaban mejoras. Ahora ya no se habla de adelantos, se habla de desarrollo que es algo más continuo, como girar una rueda que todo lo atropella … de un lado lo que mejora la vida, de otro lo que mejora el bolsillo y no siempre son compatibles.

¿Adelanto o desarrollo? … las palabras importan.

¿Ciudad o pueblo?

Es lo que tiene esto del desarrollo: su modelo de convivencia ideal es la ciudad, los núcleos urbanos, y cuanto más densos mejor y no porque sean preferibles las aglomeraciones, es que son más rentables: el suelo es más rentable, hasta los centros de salud y los colegios son más rentables.

Cabría preguntarse si es que el mundo rural no merece atención porque no resulta rentable. Cabría preguntarse por qué todas las inversiones se orientan hacia la rentabilidad y no para mejorar la existencia de las personas … sí, es mucho preguntarse.

Tanto es así que ha dejado de interesar el suelo rural. Interesa tan poco que, eliminando esos ‘adelantos’ no rentables (o no haciéndolos llegar), se ha fomentado el despoblamiento y el desplazamiento principalmente hacia las ciudades.

¡Ah, bueno! pero es que nos estamos olvidando del ‘desarrollo’. Este sí piensa en los pueblos.

El siguiente paso en esta mentalidad desarrollista es rentabilizar el suelo y lo rentable no es la agricultura o ganadería de proximidad, tampoco la industria manufacturera y artesanal … lo más rentable es la macroindustria y si el suelo no se puede trasladar a los polígonos industriales, pues ¡traslademos estos al suelo agrícola y forestal!

Y en estas estamos. Hay que fomentar el negocio de moda (aparte del turismo, claro) hasta agotar existencias. ¡Vendamos o hipotequemos el suelo rural! … ¡es por la Economía! ¡Ah, sí!, y por la transición energética.

Venderemos energía (quién venda, claro), compraremos los productos de la tierra en otros lugares (quien pueda comprarlos, claro), nos iremos a vivir a las ciudades y conservaremos nuestros pueblos para hacer turismo en verano. Seguro que habrá ayudas y subvenciones para eso, aunque no las haya actualmente para preservar el medio de vida.

¿Por qué apoyar estas concentraciones comarcales?

Porque no queremos que se obligue a emigrar a nadie, porque queremos que se respete, ayude y fomente el medio de vida en nuestros municipios y eso pasa por mantener íntegro y en las mejores condiciones nuestro propio territorio y el de los municipios vecinos. Queremos recordar a nuestros ayuntamientos que nos representan porque les hemos votado pero que eso no les da carta blanca para gestionar el territorio como si se tratara de patrimonio privado. Que hay otras formas de cubrir las necesidades energéticas de nuestras comunidades. Que tienen la obligación de contar con todas las opiniones, valorarlas y transmitir nuestras quejas a las instancias que correspondan.

Nuestra fuerza está en reclamar el poder de cada uno de nuestros municipios y el de los colindantes y el de estos con sus colindantes. Porque el deterioro del territorio no termina en las lindes; que se destruya el territorio vecino acaba por afectarnos. Lo estamos viendo con los proyectos que se están aprobando. El modelo de explotación empresarial de las energías renovables no solo perjudica a nuestro pueblo y con ello a nuestra comarca, sino que se extiende hacia las comarcas de al lado y así en toda la Comunitat Valenciana y más allá, en Castilla y Aragón (¡Vaya! Es que en estas comunidades autónomas el suelo aún no resultaba lo suficientemente rentable por vía industrial o turística) … y así sucesivamente.

En fin, que no es un problema local, el modelo de transición energética es el problema.

Lo dicho: Renovables sí, pero no a ese alto precio social … NO ASÍ.

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