Asociación Vecinal de Siete Aguas – La esquina virtual

PENSAR MI VOTO: defensa de lo público

Llegan elecciones, cualquiera de ellas, y nos invaden con discursos y consignas que nos repiten hasta que, por aburrimiento, terminamos aceptando. También nos hacen creer que la política es demasiado complicada para quienes no están en el poder.

Quienes no estamos en los puestos de poder somos quienes les votamos para que lo estén y es su obligación aclararnos lo que pretenden. Nos piden esos votos de forma incondicional y la mayoría de las veces no entendemos para qué.

Una vez más nos proponemos profundizar en aspectos que no nos explican y que tienen mucho que ver con nuestro voto.

Casi todas las opciones electorales nos hablan de progreso, desarrollo o crecimiento, pero ¿significan lo mismo para todas ellas?

Hemos aceptado a ciegas, por pura repetición machacona, que el único modelo económico posible es el que tenemos. Raramente se nos habla de las diferencias entre las distintas interpretaciones de ese mismo modelo y, menos aún, se nos muestra que hay otros modelos posibles.

O se acepta que la economía debe priorizar el beneficio monetario o, al aceptar otras posibilidades, lo que se pretende es volver a las cavernas y ¿alguien realmente piensa que se quiere renunciar al bien vivir? ¿no será que quienes nos quieren convencer de ello a lo que se están negando es a que haya menos desigualdad?

No nos vamos a meter en complicaciones, pero sí vamos a hacernos un esquema para situar las opciones electorales desde el modelo económico que defienden.

¿Qué es eso de la intervención del Estado?

En palabras sencillas, vendría a ser el control de los recursos económicos de un estado por parte de sus instituciones.

Esa intervención necesitará de medios con qué financiarse para que se pueda redistribuir entre la ciudadanía.

¿Cómo se realiza la financiación?

Mediante ingresos en las arcas públicas, principalmente procedentes de los impuestos

¿Cómo se redistribuye?

A través de los servicios públicos para la ciudadanía.

Está claro: a mayor financiación, más servicios públicos.

¿Qué son servicios públicos?

Los servicios públicos no son solo los que percibimos como tales (sanidad, educación o servicios sociales). Es más, ya hemos dejado de percibir como incluidos en los servicios sociales aquellos que son básicos para la propia subsistencia: alimentación, suministro de energía o facilidad de acceso a la vivienda.

En aras de dar impulso a la economía privada, el estado ha ido renunciado a su derecho a la intervención, dejando en manos empresariales el control de todos esos servicios a la ciudadanía. Pero la empresas lo que quieren es aumentar beneficios, no para que todo el mundo viva mejor, sino para tener capacidad de invertir en nuevos negocios que le proporcionen más rentabilidad. Así hasta que se les permita.

Cada día nos encontramos con que es más caro vivir y aceptamos que cada cual consuma lo que se pueda permitir, sin pensar que llevamos un camino en el que acabaremos por no poder comprar alimentos para una comida sana, pagar un tratamiento médico porque es demasiado costoso, calentar nuestras casas o, incluso, tener una que nos permita vivir dignamente.

Modelos de intervención

Libertad es una palabra que hasta hace no mucho se inclinaba del lado de los derechos fundamentales, de lo que se denomina libertades públicas: de expresión, de conciencia, de culto o de información, por poner unos pocos ejemplos.

En la sociedad tan economicista que tenemos, se está restringiendo para ensalzar o defender exclusivamente la libertad comercial.

Muchos son los voceros que defienden un estado liberal hasta el extremo: no debe haber reglas, ni siquiera las de convivencia si estas no están al servicio del mercado.

Milei en Argentina o Trump en Estados Unidos reclaman la iniciativa privada para cualquier actividad. Milei intentando vender hasta las aceras a empresas extranjeras, Trump que, con un capital de 7.500 millones de dólares pide financiación a sus seguidores para hacer frente a los gastos por juicios debidos a sus delitos y recauda casi 35 millones, ¿tendríamos que llamarle la Lola Flores estadounidense? ¿no sería conveniente que Vox reclamara el origen hispánico de su campaña por puro patriotismo?. Un ejemplo más: Bolsonaro permitió la ocupación ilegal y explotación de la Amazonia haciendo que desaparecieran más de 40.000 kilómetros cuadrados de bosque durante su mandato.

Del otro lado está la necesidad de establecer reglas de actuación para que el desarrollo económico se desenvuelva de manera ordenada. Esa ordenación va desde el sistema de impuestos hasta la planificación de toda la actividad económica, pasando por la creación de empresas públicas.

¿Es la intervención del Estado tan negativa como nos dicen?

Pues buscaremos ejemplos para comprobarlo. Por centrarnos en los servicios que hemos mencionado antes:

SANIDAD: Dinamarca, España, Finlandia, Irlanda, Italia, Letonia, Malta, Portugal, Reino Unido y Suecia tienen sistemas públicos que alcanzan a toda la población y se financian con impuestos.

EDUCACIÓN: la mayoría de países europeos superan el 90% de población matriculada en escolarización pública. España no llega al 70%

SERVICIOS SOCIALES: ¿hasta dónde queremos que alcance la protección? ¿estaríamos dispuestos a sufragarnos individualmente a través de empresas privadas los servicios de maternidad o paternidad, por ejemplo para no pagar impuestos? ¿no aseguran una mejor cobertura los servicios públicos? Pensemos que nos pagamos cada cual servicios cuando necesitemos cuidados, seguros en caso de enfermedad o prestaciones de invalidez o de vejez.

ALIMENTACIÓN: ¿Pueden subir indefinidamente los precios de los productos alimenticios? ¿podremos asegurarnos una dieta sana si no podemos pagar los precios de los alimentos?

ENERGÍA: España es uno de los países con el sector energético más privatizado. En el extremo opuesto podemos poner como ejemplo Suecia con casi el 100% de su energía en manos del estado.

VIVIENDA: Hay países con una gran intervención estatal como Países Bajos, Suecia y Reino Unido promocionando la vivienda social. En el otro extremo se sitúan Portugal, España o Grecia con sectores mínimos de vivienda social.

Hay otro sector que parece que se echa a temblar cuando se habla de participación pública. Se trata del bancario. Habitualmente escuchamos que no existe banca pública o que no es solvente. Sin embargo, muchos bancos públicos gestionaron mejor la crisis durante la epidemia Covid. Alemania, Francia o países nórdicos los tienen (recomendado el artículo La banca pública que no existe en Europa

¿Qué candidaturas defienden políticas y servicios públicos por encima de la iniciativa privada?


¿Qué candidaturas priorizan impuslar la iniciativa privada aunque hablen de servicios públicos?


¿Qué candidaturas hablan de mejoras en abstracto sin concretar sus objetivos?


¿Qué candidaturas hablan de proteccionismo estatal sin explicar de qué forma?


¿Quiénes no contemplan el tema en sus programas?

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