La política europea también nos incumbe

Seguimos interpretando lo ocurrido en los Plenos del ayuntamiento.

Se nos vienen las elecciones europeas y ya llevan un tiempo los partidos proponiendo más o menos sutilmente sus consignas. Y la verdad es que nos han ido preparando para que no tengamos interés por ellas: ni entendemos muy bien en qué consisten, ni sabemos en qué nos afecta. Sin embargo, algo es cierto, quienes votamos somos quienes decidimos y, quienes se eligen, se creen con legitimidad para hacer lo que quieran.

Nos inflan de noticias y de datos económicos y nos desborda tanto la información y nos resulta tan contradictoria que nos dejamos arrastrar por las siglas, confiando en quien hemos votado siempre o quien habla con más soltura.

Nos hemos propuesto analizar, hasta dónde permitan nuestras capacidades, todas esas promesas y bonitas palabras que nos venden.

En el último Pleno, el grupo municipal socialista presentó una ‘Moción en defensa del sector agrario valenciano’.

Se leyó, se rechazó la propuesta del portavoz de Unidas por Siete Aguas que reclamaba que se incluyeran a Podemos y Compromís, por haber formado parte del anterior gobierno de la Generalitat, como partidos que apoyaban el sector primario valenciano. La razón del rechazo fue que era una moción presentada por el partido socialista y esa es la redacción que se iba a votar. Se votó y así se quedó: Así que queremos mostrar nuestra firme convicción de que la única fuerza política que apoya, con hechos, el sector primario valenciano es el Partido Socialista. (ver minuto 26:25 en el vídeo del Pleno de 27 de marzo)

… con dos …

Una primera duda: ¿para qué se presentan mociones de este tipo que no parecen tener relación con el pueblo y sí con el partido que las presenta?

Por supuesto que una razón es hacer méritos ante los superiores del partido correspondiente pero, además, más allá de que quede constancia en un acta, significa que el pueblo asume lo que mayoritariamente se aprueba.

Nadie va a quitar validez a la mayoría absoluta que tiene el PSOE en nuestro ayuntamiento, ganaron las elecciones y, por tanto, ganan las votaciones en los Plenos. La cuestión es si todo lo que presentan en los plenos, con la seguridad de que va a ser aprobado, es lo que apoyan verdaderamente quienes les han votado, porque mucho mucho no explican.

Apoyar el sector agrario valenciano ¿de qué forma?

Cuando se leen los acuerdos suscritos, viene a la cabeza aquello de que ‘la política de la Unión Europea, la imponen los conservadores y liberales y los socialistas ponen el lenguaje florido’ (y lo suficientemente enrevesado para que no lo podamos entender una mayoría, se podría añadir).

No podemos pararnos en todos los puntos, somos conscientes de nuestras limitaciones pero hay algunos argumentos que nos hacen pensar y nos invitan a profundizar. En el grupo de URBANISMO Y MEDIO AMBIENTE intentaremos averiguar qué hay detrás de estas dudas que nos surgen al leer el escrito.

Sobre las ‘unidades de cultivo’

En las reivindicaciones de las recientes protestas del sector agrícola parecía haber dos posiciones: las correspondientes a los grandes propietarios, por una parte, y a los pequeños y medianos, por otra.

En el escrito, se menciona la ley valenciana de modernización del sector agrícola que habla de establecer un tamaño mínimo de superficie de cultivo fomentando la unión de terrenos para que las explotaciones agrícolas puedan ser más rentables.

Cuando consultas la ley, no resulta demasiado claro si para lo único que va a servir es para apoyar el latifundio. Porque si la ley no deja claras las condiciones de ayudas para los pequeños y medianos propietarios, al final, una vez creadas esas uniones, en un entorno rural que se despuebla, ¿no resultará una tentación vender a grandes inversores? y ¿es eso apoyar el sector agrícola?

Y esto anterior rechina también con otra parte del escrito aprobado en el ayuntamiento: “Impulsar la elaboración de la Ley de Agricultura Familiar que establezca un marco normativo modernizado y que siente las bases para el futuro de la agricultura familiar y profesional.”

Y es que, ver combinados en un mismo texto conceptos como ‘unión de terrenos’, ‘marco normativo modernizado’ y ‘agricultura familiar y profesional’, sin precisar lo que se quiere decir exactamente, nos provoca bastante inquietud … al fin y al cabo ya somos conocedores de aquello de que ‘hecha la ley, hecha la trampa’ y pudiera ser que los perjudicados fueran más los de la parte familiar.

Produce mucha intranquilidad comprobar una y otra vez que la ley se hace para que la cumplan unos y la puedan trampear otros, siempre los mismos en cada opción.

Lo dicho, intentaremos averiguar todas estas triquiñuelas, porque nuestro voto no debe ser gratuito ya que las consecuencias las pagaremos sí o sí, y no solo quienes se dedican a la agricultura.

Sobre la Estrategia Valenciana del Regadío 2020-2040

Hablar de regadío en una tierra que camina hacia la desertización, que sufre cada vez más sequía, pone los pelos de punta y más todavía pensar en las manos que mueven estos planes.

Se habla en el documento de ‘un ambicioso plan de largo alcance que incluye inversiones por valor de 1.200 millones de euros que permitirán una modernización de los regadíos valencianos para hacerlos más eficientes y sostenibles’.

En nuestro desconocimiento de la ‘alta política’ nos preguntamos si no sería mucho mejor invertir esos 1.200 millones en apoyar el cultivo de secano y dejar el regadío para la producción familiar y local tal como se ha venido haciendo durante siglos en estas tierras valencianas sin que tengamos que vaciar y contaminar nuestros recursos hídricos.

¡Ah, es verdad!, la política se nos está imponiendo desde Europa porque se decide dónde y cómo se cultiva en el territorio de la Unión.

¿Quién redacta esa política? ¿no son los representantes que votamos quienes lo hacen? Porque da la impresión que los planes que nos imponen después a los estados miembro caigan del cielo.

Plan Integral Citrícola

Hay más objeciones por las que se debía rehusar la firma incondicional del texto, pero solo nos detendremos en un tema más. Ya buscaremos la forma de dedicar más tiempo a averiguar qué hay detrás de otros puntos como ‘la cadena alimentaria’, ‘el sistema de eliminación de ventas a pérdidas’ o la ‘bioplanta de Caudete’, por citar algunos. Nos preocupa que con tanta verborrea nos estén dando gato por liebre y, si quienes lo hacen no nos lo explican bien, buscaremos las aclaraciones.

Otra cosa que nos pone en alerta es eso de un “Plan Integral Citrícola dotado con 40 millones de euros dirigido, entre otras cosas, a efectuar una reordenación del mapa varietal persiguiendo tanto la renovación de los plantones como un mayor equilibrio de las variedades, todo lo cual debe contribuir a mejorar la rentabilidad del sector”.

Y ¿por qué nos pone en alerta?

Hablar de reordenación del mapa varietal ¿significa que, para hacerlo más rentable, se potenciarán unas variedades y se descartarán otras?

Decir que se persigue la renovación de plantones ¿significa que esa renovación se hará utilizando las semillas modificadas que venden las grandes compañías por ser también más rentables, abandonando las semillas tradicionales que tienen más nutrientes?

¿Dónde se quedó la prudencia?

No pretendemos dar lecciones de nada ni a nadie, solo dudamos porque no entendemos. Lo bueno de las dudas es que te ayudan a prevenir males mayores. Primero entiendes y luego decides. Lo que no es de cajón es que se acepten las propuestas que nos hacen los partidos solo porque nos presenten cifras acompañadas por palabras como ‘inversión’, ‘rentabilidad’, ‘modernización’, ‘sostenibilidad’, ‘eficiencia’, etc.

¿Por qué no elegir la palabra ‘prudencia’? Porque con prudencia podremos evitar más errores que sin ella, sobre todo cuando se trata de recursos públicos que luego tenemos que pagar, a veces con creces y tampoco nos lo cuentan.

Por cierto, ¿para cuando mociones que respalden el pacifismo?

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